miércoles, 25 de mayo de 2011

Dorrego: el fusilado incómodo.

Raúl Fradkin, ¡Fusilaron a Dorrego! o cómo un alzamiento rural cambió el rumbo de la historia, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, 224 p. (Nudos de la historia argentina). ISBN 9789500729468 

Normalmente, los historiadores que nos ocupamos de los siglos XVIII y XIX de la América Septentrional solemos desconocer el complejo y particular proceso de la independencia rioplatense. Es, de entrada, extraña para nosotros (los mexicanos): no bien el reloj marcó el 25 de mayo de 1810 (meses antes de la insurrección de Hidalgo, el 16 septiembre del mismo año), los porteños bonairenses se fueron a una revolución tras un cabildo abierto y constituyeron una junta de gobierno, con lo que se inició un largo proceso independentista que tuvo su término aparente en el Congreso tucumano de 1816, cuando proclamarían su independencia. Sin embargo, las luchas internas por la definición del gobierno (al igual que en México) fue más allá de esos términos cronológicos.

El fusilamiento de Manuel Dorrego, viejo insurgente y gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1828, es el parteaguas de la historia de los enfrentamientos entre unitarios (centralistas) y federalistas en aquellas regiones del Río de la Plata. Tan importante para entender el devenir de esa historia que el propio Domingo F. Sarmiento escribiría en su Facundo (Civilización y barbarie) de 1845:
la muerte de Dorrego fue uno de esos hechos fatales, predestinados, que forman el nudo del drama histórico, y que, eliminados, lo dejan incompleto, frío, absurdo.
Sarmiento intentó en su Facundo explicar y ponderar las diferencias entre federales y unitarios tratando de dejar en claro, desde la perspectiva de la política rioplatense de su época, las intensas diferencias políticas a escasos diecisiete años de los acontecimientos. Y después de ello, la literatura política y la historiografía se han volcado sobre la figura de Dorrego, ahora denostándolo, ahora haciendo casi de su historia una hagiografía. Dorrego, sin duda (como Vicente Guerrero para los mexicanos) es un fusilado incómodo.

 Raúl Osvaldo Fradkin, investigador argentino y docente de la Universidad Nacional de Luján y de la Universidad de Buenos Aires, tomó el toro por los cuernos y se dedicó, en un breve pero sustancioso libro, a despejar varias incógnitas. Por un lado, dilucidar el porqué del fusilamiento de Dorrego en el contexto de un ambiente político de por sí enrarecido en el que los mismos compadres de Dorrego (Juan Lavalle y Juan Manuel de Rosas, políticos y militares) le dieron la espalda. Por otro lado, las consecuencias del fusilamiento. Pero lo que es aún más interesante, Fradkin nos lleva al análisis del contexto de una rebelión rural que acompañó a todos estos acontecimientos y que le dio, al victorioso Juan Lavalle, un revés militar. La lucha política "pura" [dura] (entre unitarios y federales) se ve redimensionada por la actuación del pueblo llano, no solamente el citadino (el que enfrentó las invasiones inglesas veintitantos años antes) sino aquel que componía las pedanías de la provincia bonaerense. Fradkin rompe entonces con la clásica visión de la historia política del enfrentamiento entre bandos para abismarnos en la reflexión de la importancia de las bases sociales y sus necesidades y demandas no tan bien cotejadas por la historiografía tradicional.

Es por ello que, sin lugar a dudas, Fradkin tiene razón al decir que el alzamiento rural asociado al fusilamiento del incómodo de Dorrego cambió la historia. Claro, una historia que hubiese tenido que ser muy otra, desde la perspectiva de los caudillos y los proyectos políticos. Una propuesta historiográfica que nos invita a repensar la historia política al calor de la historia social.

Raúl Fradkin, ¡Fusilaron a Dorrego! o cómo un alzamiento rural cambió el rumbo de la historia, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, 224 p. (Nudos de la historia argentina). ISBN 9789500729468

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